Realmente es el documento que, a partir del consumo energético anual en condiciones normales de ocupación y funcionamiento, incluyendo la producción de agua caliente, calefacción, iluminación, refrigeración y ventilación, se calcula un valor que mide la eficiencia de ese consumo.
El proceso de certificación concluye con la emisión del certificado y la asignación de una etiqueta. La escala de calificación energética es de siete letras y varía entre las letras A (edificio más eficiente energéticamente) y G (edificio menos eficiente energéticamente). La etiqueta energética expresa la calificación energética de un edificio otorgando una de estas letras.
Este certificado resulta obligatorio, salvo excepciones, para el propietario de cualquier edificio existente (viviendas, oficinas o locales) objeto de una operación de compraventa o de alquiler.